Los pabellones de Dan Graham: las relaciones entre la escultura y la arquitectura

El pasado 19 de febrero falleció en Nueva York el artista Dan Graham, a la edad de 79 años. Graham pasa así a la historia como uno de los artistas más destacados de la segunda mitad del S. XX, pero su influencia va mucho más allá de la creación artística, ya que destacó además en campos como la crítica y la teoría del arte, la arquitectura, el vídeo o el comisariado. Este último aspecto lo ejerció desde la Galería John Daniels, un espacio fundado por él mismo en New York a la edad de 22 años y que pese a permanecer abierta menos de un año exhibió el trabajo de artistas minimalistas y conceptuales como Carl André, Donald Judd, Rober Smithson o Sol LeWitt.

A partir de 1965 Graham comenzó a realizar en su propio trabajo, utilizado el lenguaje de la arquitectura para explorar como el entorno construido y los medios de comunicación de masas influyen en nuestra percepción del mundo. El artista utilizó diferentes medios como la instalación, la performance, la fotografía o el cine, relacionando estos formatos con la arquitectura pública o la música punk rock.

RELACIONES CON LA ARQUITECTURA

Tanto en sus primeros trabajos como en su conocida serie de los pabellones traslúcidos, podemos percibir el interés de Graham por difundir su trabajo en contextos alejados de los típicos cauces del arte contemporáneo, como podían ser las galerías o los museos.

Su primera pieza importante se tituló Homes for America (1966-67). Esta consistía en un artículo que reunía texto e imágenes de casas unifamiliares típicas de los suburbios de New Jersey. La pieza fue presentada en primer lugar como un pase de diapositivas y después publicada en la revista Arts Magazine. En el artículo Graham analizaba mediante una fórmula matemática las variaciones de estilo y color de diferentes las casas adosadas que veía en sus trayectos un tren entre Manhattan y New Jersey. De esta forma realizaba, con gran ironía, una crítica a la escultura minimalista predominante en la época.

Con esta pieza Graham proponía dar la vuelta a uno de los principales conceptos del pop art, una de las corrientes artísticas que triunfaba durante esos años en Estados Unidos. Los artistas pop solían extraer imágenes de las revistas, pero Graham se interesó por intervenir sus páginas con su trabajo, como un modo de sacar este del ámbito de los museos.

A partir de este trabajo Graham comenzó a explorar diferentes relaciones entre arte y arquitectura, dando lugar al conjunto de piezas que le dio fama internacional: una serie de intervenciones arquitectónicas realizadas en espacios públicos y que denominó como pavilions (pabellones).

Estos pabellones eran instalados en diferentes tipos de espacios, como vestíbulos, azoteas, jardines o distintos contextos urbanos. Estaban normalmente realizados a partir de una estructura de acero recubiertas por cristales y espejos de doble cara. Este tipo de espejos –transparentes por un lado, pero no por el otro– permitían mirar sin ser vistos. Fueron, como las cámaras de video-vigilancia, muy utilizados por Graham para generar una experiencia visual y espacial de desasosiego, basándose el los sistemas de vigilancia y control.

Graham entendía sus pabellones como elementos híbridos, a medio camino ente el mobiliario urbano, la arquitectura y el paisajismo. El artista pretendía que estos alterasen los usos de los lugares donde eran instalados, propiciando espacios de desaceleración que invitaban a ser explorados o a realizar actividades como leer y visionar vídeos. Sus espacios semitransparentes proporcionaban además diferentes tipos de experiencias, que pretendían distorsionar la relación de los visitantes con su propio reflejo y con el espacio experimentado. Para ello el artista usaba diferentes juegos de percepción, valiéndose reflejos distorsionados e imágenes grabadas mediante cámaras de video-vigilancia. 

Estos juegos de reflejos y distorsiones extienden campos de investigación anteriores, en los que Graham experimentó con la imagen videográfica, la instalación y la participación de la audiencia. En estos trabajos, aún realizados en contextos museísticos, investigaba sobre la subjetividad de la percepción humana (la propia y la ajena), sobre la confusión entre realidad objetiva/mediada y entorno a la relación del cuerpo con el espacio o con otros sujetos.

A parte de su amplia serie de pabellones, el artista realizó también múltiples maquetas que también consideraba como objetos artísticos. Según él mismo decía: ‘Los modelos son un híbrido entre arquitectura y arte, y en todas mis obras trato de reunir dos modalidades artísticas: la música, el vídeo, la fotografía …»

RELACIONES CON EL PUNK ROCK

La relación del trabajo de Dan Graham con la música fue también de gran importancia, en especial con la escena rock y punk de la ciudad de Nueva York. El artista fue allegado de Thurston Moore y Kim Gordon (Sonic Youth) y gran admirador de Steve Reich. Su película Rock My Religion (1982-1984) analizaba, de la mano de Patti Smith, la estrecha relación entre la religión y la música rock a partir de los años cincuenta. El documental se construía como un vídeo-collage, que utilizaba textos, metraje filmado y performance para vincular la historia de los Shakers −una comunidad de protestantes radicales que danzaba durante sus rituales− con la escena punk rock de la época.

CONCLUSIÓN

El trabajo de Dan Graham ha sido objeto de diferentes retrospectivas en el Metropolitan o el Whitney Museum –ambos en New York–, el Castello di Rivoli de Turín, el Van Abbemuseum (Eindhoven) o en el Red Brick Art Museum de Pekín. En España el Centro Gallego de Arte Contemporáneo o el Museo Nacional Reina Sofía le han dedicado también amplias exposiciones a su trabajo. El artista ha participado además en numerosas ediciones de la Bienal de Venecia y Documenta de Kassel.

Su trabajo será recordado por sus proyectos videográficos y sus pabellones trasparentes que se funden con el entorno que ocupan, así como por posteriores instalaciones que donde investigó la visualidad como un hecho social, relacionando nuestro cuerpo con el espacio y con su propia imagen, ya sea mediante su propio reflejo o captada a través de cámaras de video-vigilancia. La experiencia espacial también se ve afectada por estos juegos de transparencias y reflejos, que deconstruyen el espacio experimentado por parte del observador.