Seguimos inmersos en la más grave ‘crisis sanitaria’ que se recuerda, con las consiguientes crisis inducidas, la económica, la social, incluso la crisis cultural. Aunque vivimos momentos de gran incertidumbre, todos hemos asumido es que ya nada será igual, habrá un ‘antes y un después’ del ‘COVID-19’. La pandemia sigue creciendo, habiendo contagiado ya, a fecha de hoy, a más de 2.000.000 de personas y matado a 200.000 personas. Pero el ‘Corona_Virus’ no sólo está matando a personas, sino que está dejando sin vida muchas más cosas. Entre otras, está acabando con la manera de trabajar convencional, habiendo dado la puntilla final a las oficinas, tal y como las conocíamos –.
Tras la Segunda Guerra Mundial se produjo una transformación total de la manera de trabajar y de como estaban pensados los espacios destinados a oficinas. Se extendió el concepto conocido como oficina -paisaje, con grandes espacios abiertos y muy flexibles, donde todos los empleados trabajaban juntos, en contacto unos con otros. Este sistema, aunque con una pérdida de intimidad, tenía grandes ventajas, aunque eran muy ruidosas. Muchos años después, con la aparición de los ordenadores personales, pero sobre todo con la llegada de Internet, las maneras de trabajar cambiaron radicalmente, afectando a la concepción de los espacios donde se ubicaban las oficinas.
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Rendimiento y eficiencia al alcance de todos
En el inicio de la segunda década del siglo 21, todo cambió mucho más rápidamente, por un lado con la generalización del uso de internet, el acceso a wifi en cualquier lugar y las infinitas herramientas digitales que posibilitaban el trabajo en equipo, el uso de la inteligencia colectiva, de los proyectos colaborativos. Todo ello ha facilitado poder trabajar desde cualquier lugar, haciendo innecesarias soporíferas reuniones. Ahora la información está compartida, incluso es posible colaborar en las mismas tareas desde lugares muy lejanos. Se han abiertos infinitas posibilidades de mejorar el rendimiento, la eficiencia y la eficacia, además de poder contribuir a una mejora de la calidad de vida. Las nuevas generaciones lo han entendido bien, pero las grandes corporaciones y mucho menos las ‘pequeñas empresas tradicionales’ no acabaron de realizar los cambios necesarios.
El Covid y las ventajas del teletrabajo “forzoso”
¡Pero llegó el ‘CoronaVirus’ y mandó a parar! Con el obligado confinamiento para pasar la cuarentena se ha extendido el llamado teletrabajo. Millones de trabajadores de todo el mundo han comenzado a trabajar desde sus casas y tanto empleadores como empleados han comprobado las grandes ventajas de trabajar desde nuestros hogares. Las empresas han visto la reducción de costes, la mayor eficacia de sus trabajadores, el descenso del número de bajas, además de percibir que pueden contratar a las personas con mayor talento, vivan donde vivan.
Los empleados han comprobado que pueden desarrollar cómodamente sus tareas diarias desde sus hogares y cuando salgamos del confinamiento podrán trabajar desde el entorno que puedan y elijan, incluso desde un lejano pueblo, la montaña o la playa. Por supuesto, se producirá una reducción del tiempo y coste destinado a desplazamientos, ganando tiempo libre. Se acabaron soporíferas reuniones, una corta video conferencia las puede sustituir. Se acabó tener que pasar gran parte del tiempo contestando y reenviando correos porque en las nuevas oficinas virtuales ya no se envía, ahora se comparte.
El valor de la oficina tradicional cae y los proyectos de reutilización crecen
Con todo lo relatado es evidente que los espacios dedicados a oficinas empiezan a no ser necesarios y deberá pensarse como pueden ser reutilizados para otras finalidades, en parte residenciales, en parte de apoyo social y cultural, en parte para el ocio. Está claro que el valor de las oficinas ya ha descendido. En Arquitasa Sociedad de Tasación hemos constatado como los valores obtenidos en las tasaciones de oficinas están bajando. Entendemos que esos valores podrían frenar su caída cuando se presenten proyectos de reutilización, pero si sólo son ofrecidos como oficinas su fracaso está asegurado. Todo esto ya sucedía en los últimos tiempos, pero creemos que la crisis sanitaria provocada por la ‘COVID19’ ha dado la puntilla a las oficinas tradicionales, es decir, el ‘Corona Virus’ ha matado a las oficinas.
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